Que la vida es triste no es ninguna novedad.
Me despierto sola a las 5:55 con el Quelqu'un Ma Dit de Carla Bruni y miro el móvil (siempre), a ver si tengo sms. Normalmente no tengo, a no ser que haya estado hablando con cierta persona hasta tarde. Me levanto, frecuentemente diez minutos más tarde que el despertador. Voy al salón, cojo una manta y me envuelvo en ella mirando al teletienda. A las 6:30 me despierto de mi semisueño y me visto deprisa, con lo primero que pillo. Salgo de casa, voy a la estación. Siempre pierdo el tren que va al Escorial, siempre lo veo pasar cuando estoy en el paso de cebra de la calle Ferraz, junto a la Papelería Goya. SIEMPRE. Entro a la estación, cojo el 20min y pillo el tren de las 6:58. Normalmente a y 10 estoy en Torrejón y a y 25 en Sta Eugenia. Suelo llegar a Nuevos Ministerios a las 8:47 (es matemático). Salgo y me encamino a la línea 6 por el camino más largo, por donde no va nadie y todos corren hacia la línea 10. Bajo una rampa larga, giro a la derecha y ando unos metros. A la izquierda está cercanías. Llego a otra rampa, esta vez de subida. Se oye el violín de ese hombre que toca todos los días la mismas cuatro notas. Yo no tengo ni zorra de música, pero SIEMPRE son las mismas 4 notas. Cojo el metro, de pie, escuchando a Lori Meyers. Salgo. Entro a la facultad (primero a izquierda, luego a la derecha un pasillo larguísimo, luego a la izquierda un poco y llego a clase). Me siento siempre en la misma silla, cojo apuntes, estoy callada, hermética. Pasan 4 horas, cojo el metro, voy a Avda de América, cojo el bus, 35 min y llego a casa.
Y esto es lo que pasa un día tras otro, un día mediocre tras otro. Y habrá que continuar así, aguantando, ya que tenemos que vivir por obligación.
1 comentario:
No hay dos días iguales.
Cada día está plagado de pequeños detalles que lo hacen distinto. Solo tienes que encontrarlos.
Lo que describes no es la vida, es la rutina, solo una pequeña parte de ella. Recordamos mucho mejor los momentos que escapan a la rutina, como esa luna llena solos en el campo o cuando el saco te tapaba en el asiento del copailot.
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