En realidad el tiempo no existe, lo descubrí contigo. No sé en qué se basan los relojes, si han sido construidos por mentes humanas, las mismas que miran cómo el segundero pasa como si fuera el minutero en fisiología, o todo lo contrario cuando me besas.
Me encanta cuando me cuentas tus pequeñas cosas, me encanta descubrirte para después colonizarte, poco a poco, paso a paso. Me gusta cuando me dices que me amas, porque no lo dices demasiado alto ni demasiadas veces. Más bien lo susurras, para que sólo yo pueda saborear esas palabras, como si fueran chocolate con menta. Adoro pensarte y soñarte, me mantiene viva cuando no te veo, aunque a veces echo tanto de menos tu aire que se me hace difícil soportarlo.
Tus pestañas me abrazan, como si fueran dulces hilos de seda que me atrapan en una telaraña gigante, densa, perfumada, confortable... tanto como tu cama, de la que no quisiera salir nunca. Hundirme en ella, para siempre, contigo, con tus ojos alegres, con tus manos, con todo tu cuerpo, contigo al fin y al cabo. Porque me enamora cada minúsculo detalle, en cualquiera de tus facetas, de tus aspectos, de tu anatomía. Eres todos mis sueños y mis inquietudes. Eres mi alma, mis huesos, mis ojos, mi sangre, mi felicidad. Eres cada cosquilleo que me provocas, cada espasmo de placer, cada momento infinito.
Me encanta cuando me cuentas tus pequeñas cosas, me encanta descubrirte para después colonizarte, poco a poco, paso a paso. Me gusta cuando me dices que me amas, porque no lo dices demasiado alto ni demasiadas veces. Más bien lo susurras, para que sólo yo pueda saborear esas palabras, como si fueran chocolate con menta. Adoro pensarte y soñarte, me mantiene viva cuando no te veo, aunque a veces echo tanto de menos tu aire que se me hace difícil soportarlo.
Tus pestañas me abrazan, como si fueran dulces hilos de seda que me atrapan en una telaraña gigante, densa, perfumada, confortable... tanto como tu cama, de la que no quisiera salir nunca. Hundirme en ella, para siempre, contigo, con tus ojos alegres, con tus manos, con todo tu cuerpo, contigo al fin y al cabo. Porque me enamora cada minúsculo detalle, en cualquiera de tus facetas, de tus aspectos, de tu anatomía. Eres todos mis sueños y mis inquietudes. Eres mi alma, mis huesos, mis ojos, mi sangre, mi felicidad. Eres cada cosquilleo que me provocas, cada espasmo de placer, cada momento infinito.
Te quiero, Alfon, como jamás he querido a nadie.
.
1 comentario:
Necesitaba algo más serio que el tuenti para ponerlo...
Publicar un comentario