No se me da bien empezar. De hecho, se me da terriblemente mal. En realidad no sé qué hago escribiendo, puede que aporrear algo me ayude, porque no tengo nada especial que decir. Me apetece gritar, pero grito y es igual, me apetece hacerme daño, pero el daño físico no me hace olvidar. Ya no.
No sé expresar la absurda quemazón ácida, la odiosa humedad de mis pestañas. Y me miro y no veo nada, porque cada día soy más pequeña, más consumida. Y la gente no ve nada, claro que no ve nada, ni siquiera a mí. Y cuando a una persona le da por decirme que soy más de lo que creo me echo a reír. Es como si a un enano le dices que ha crecido mucho.
Por alguna impertinente razón tengo envidia de todo, tal vez porque sé que todo es MEJOR que yo. Y me da rabia eso, y también me da rabia no cambiarlo, pero por otro lado no me apetece. Y no puedo evitar investigar, buscar palabras que me hagan sentir mal, si no es ahora en el pasado, tomármelas como presente. No sé por qué. Sé que no debería quejarme de cosas que no tienen solución, pero si me quejara de las que la tienen no podría seguir quejándome. Soy adicta a estar mal, y por tanto, soy adicta a seguir así. Me he liado con cinco chicos en toda mi vida, y tengo dieciocho años. En estos dieciocho años no he conocido a un solo amigo, y tampoco me quedan ya ganas de conocerlo. Odio cómo escribo. Jamás compraré en Prada.
Al fin y al cabo qué diablos sé yo de la vida y qué diablos hago escribiendo ésto...
No sé expresar la absurda quemazón ácida, la odiosa humedad de mis pestañas. Y me miro y no veo nada, porque cada día soy más pequeña, más consumida. Y la gente no ve nada, claro que no ve nada, ni siquiera a mí. Y cuando a una persona le da por decirme que soy más de lo que creo me echo a reír. Es como si a un enano le dices que ha crecido mucho.
Por alguna impertinente razón tengo envidia de todo, tal vez porque sé que todo es MEJOR que yo. Y me da rabia eso, y también me da rabia no cambiarlo, pero por otro lado no me apetece. Y no puedo evitar investigar, buscar palabras que me hagan sentir mal, si no es ahora en el pasado, tomármelas como presente. No sé por qué. Sé que no debería quejarme de cosas que no tienen solución, pero si me quejara de las que la tienen no podría seguir quejándome. Soy adicta a estar mal, y por tanto, soy adicta a seguir así. Me he liado con cinco chicos en toda mi vida, y tengo dieciocho años. En estos dieciocho años no he conocido a un solo amigo, y tampoco me quedan ya ganas de conocerlo. Odio cómo escribo. Jamás compraré en Prada.
Al fin y al cabo qué diablos sé yo de la vida y qué diablos hago escribiendo ésto...
3 comentarios:
Al menos puedes alegrarte de no comprar en Prada. Las horteradas, aunque caras, son horteradas. ;)
Por lo demás, nadie es perfecto, pero... ¿qué más da lo que piensen de uno mismo?
Levanta esos ánimos ;)
Y gracias por pasarte...
Nadie es mejor que tú.
Y me da igual ser la única persona que te lo diga.Se que tengo razón.
Ah, con 18 años yo me había liado con 3 chicas (y una era mi novia).
Pero nunca me gustó vivir deprisa.
Bastante deprisa va la vida como para querer acelerarla nosotros más.
Ayer, ayer cayó una nevada enorme. Estábamos en enero. Ha pasado medio año. Y el reloj sigue corriendo.
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