jueves, mayo 6

Se los había subido de manera compulsiva cinco veces y media en los últimos quince minutos. Le gustaba parecer inocente y no lo era. Esos calcetines le apasionaban y la rodeaban de una melodía frágil e infantil que para nada tenían que ver con las coreografías que practicaba cada mañana, antes de levantarse de su cama.

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