lunes, noviembre 19

Casi dos años

¿A qué viene este silencio? Oh, creo que he empezado a escribir de una manera demasiado abrupta. No me importa, en realidad las correcciones no existen, no son más que mentiras.
Hace casi dos años que no escribo en este ciberlugar. Y no ha sido por falta de ganas, por vaguería ni nada parecido. Varias veces me he sentado delante del teclado incapaz de insertar una palabra. Normalmente tengo tantos tabúes que se me quitan las ganas de publicar nada. Escribo una palabra y está mal, no es perfecta, nada es perfecto y eso es odioso, ¿a quién le va a interesar esta bazofia? Y luego voy y me suscribo a un curso coleccionable del Planeta de Agostini, pensando que así, tal vez, se me ocurra algo. La verdad, una inmensa tontería.
Lo peor de todo es que ni a mí misma me gusta ya leer. He perdido todo el interés por la ficción. Si acaso, conservo algo de curiosidad por el aprendizaje de la ciencia, la historia y la filosofía, pero de historias ficticias y metáforas preciosas nada de nada. Y creedme, me fastidia muchísimo. Si me aburre a mí misma leer, ¿cómo voy a pretender que me guste escribir? Y lo peor: ¿cómo pretendo que les guste a los demás?

Luego está la promesa de mejorar, de llegar a la perfección algún día, o al menos a ser una persona de esas que las miras y piensas "oh, quiero ser como ella". Me canso sólo de pensar en ello, y aún así no sé explicar ni un poco esa sensación. Saber de ésto, de aquéllo, no decir que no a nada, hacer cursos de mil materias distintas, aprender a todo cuando el cuerpo sólo pide descansar y la cabeza quiere huir de una maldita vez. Los miles de proyectos que han quedado y quedarán sin acabar, como la promesa de un superhombre nietzscheano que nunca llega. 

Y todo para que, en realidad, tras leer este párrafo, sólo quede el mismo vacío e imperfección que había antes, casi dos años después.

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