viernes, julio 30

Dulzura

Eras tan dulce que al sumergirte en el mar neutralizabas la salmuera sódica de todo el océano. Yo quedaba maravillada ante semejante espectáculo y pensaba, como siempre, de una manera metódica y repetitiva, qué podría hacer para igualarte en algo y poder merecerte. El Sol quemaba la cara, pero los pies sumergidos en las olas atlánticas chillaban de frío. Era la pura representación de mi ser, tan dispar y partido, tan triste y feliz. Tu pureza es impura, rara, es curioso que lo perfecto resulte tan extraño, cuando debiera ser lo normal, nuestra meta, nuestro concepto último del icono que representa al objeto real y deforme.

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